
¿Qué es el líquido de frenos y cuál es su función?
El equipo de frenado de un coche es clave en nuestra seguridad. Es importante comprobar que los elementos fundamentales del sistema, como son los discos de freno, las pinzas y laspastillas, se encuentran en buen estado. Pero también es clave contar con un líquido de frenos que se encuentre en condiciones óptimas de funcionamiento, y si es preciso proceder a su sustitución para que su intervención siga siendo suficientemente efectiva, porque es una garantía de seguridad en nuestra conducción.
Los sistemas hidráulicos de frenado, que son los que equipan prácticamente todos los vehículos en la actualidad, funcionan por presión. Los frenos de disco consisten en un plato circular (el disco) solidario a cada rueda de nuestro vehículo y concéntrico a ella, que es mordido por un mecanismo (pinza) por acción hidráulica, que se encarga de aproximar las pastillas, que es el material de la fricción que aprieta contra la pista del disco y provoca desaceleración.
Un sistema hidráulico se encarga de presionar las pastillas contra el disco, y esa función se lleva a cabo por medio del líquido de frenos, un compuesto de base orgánica que es bombeado por el sistema, que cuenta con una densidad y unas características concretas para poder llevar a cabo esta función, debido a las altas temperaturas de trabajo en la zona de los discos de freno.

¿Por qué es importante cambiar el líquido de frenos?
Como cualquier otro elemento que interviene en trabajos mecánicos, el líquido de frenos está sometido a cambios que alteran sus propiedades y hacen que deje de resultar suficientemente efectivo. Los líquidos de frenos están asociados a una determinada clasificación, denominada DOT.
DOT es una abreviatura que significa Departament Of Transportation, es decir, Departamento de Transporte, de Estados Unidos, que fue el organismo que en su momento estableció una clasificación para el líquido de frenos, y que se utiliza como una norma universal. Este acrónimo regula el nivel de requisitos que tiene un líquido de frenos acorde con su rendimiento, y se acompaña de un guarismo, que cuanto más elevado es representa una mayor capacidad de funcionamiento y efectividad.
El DOT ayuda a definir el punto de ebullición del líquido de frenos. Dado que, como decíamos anteriormente, el sistema de frenado es un elemento que trabaja a elevadas temperaturas, el líquido de frenos ha de tener un punto de ebullición lo más elevado posible para que pueda trabajar de un modo eficaz a elevadas temperaturas.
Sabemos que el punto de ebullición del agua, cuando hierve e inicia su evaporación, son los 100 ºC, pero las temperaturas de trabajo del líquido de frenos son mucho más elevadas, por lo que, por ejemplo, no se podría emplear agua como elemento de presión de este sistema hidráulico. Por eso se han desarrollado los líquidos de frenos, capaces de seguir trabajando con efectividad a muy alta temperatura.
Un líquido DOT 3 tiene un punto de ebullición mínimo a 205 ºC. El DOT 4 lo alcanza a 230 ºC. Y tanto el DOT 5 como el DOT 5.1 tienen un punto de ebullición a 260 ºC.

Esto quiere decir que cuando más elevado sea el índice DOT del líquido de frenos que empleamos, será más efectivo y ofrecerá una mejor respuesta en la frenada, y tendremos mayor seguridad a la hora de conducir. Por eso es clave no sólo el tipo de líquido de frenos que empleemos sino también el estado de este. En la actualidad, todos los fabricantes recomiendan para sus sistemas de frenado el uso de líquidos DOT 4 o DOT 5.
¿Cada cuánto tiempo se debe cambiar el líquido de frenos?
Como el líquido de frenos está sometido a constantes cambios de temperatura, termina deteriorándose y perdiendo propiedades, y por eso es necesario controlar su estado y proceder a su sustitución, si fuera preciso. Por norma general se recomienda el cambio de líquido de frenos cada dos años, aunque hay fabricantes cuya recomendación es que se sustituya cada 50.000 kilómetros.
En cualquier caso, por norma general, los fabricantes recomiendan su sustitución cuando se alcanza antes alguna de estas dos referencias: dos años de uso, o 50.000 kilómetros recorridos.

Señales que indican que debes cambiar el líquido de frenos
Hay diferentes síntomas que sirven de indicio para proceder a un cambio de líquido de frenos. Por ejemplo, si se producen vibraciones al pisar de manera suave el pedal del freno. O también si se percibe que en el momento de la frenada hay un ligero desplazamiento lateral, que significa que la frenada es más efectiva en una rueda que en otra, porque el líquido no se reparte de forma homogénea.
En estas circunstancias lo mejor es echar un vistazo al estado del líquido, porque es muy sencillo descubrir con una sola mirada en qué estado se encuentra el compuesto.
El líquido de frenos se encuentra en un pequeño depósito fácilmente localizable. Si no lo tienes claro, es mejor que busques información en el libro de mantenimiento de tu coche para poder identificarlo. Una vez localizado, retira la tapa, introduce una varilla y retírala, para comprobar el color del compuesto que queda impregnado en ella.
En un primer vistazo, el líquido se tiene que mostrar de color amarillento, con una tonalidad transparente. Eso querría decir que se encuentra en buen estado. Si aparece de color marrón o claramente amarillo oscuro, eso quiere decir que se ha deteriorado y que hay que proceder a su sustitución. Incluso, aunque no presentara los síntomas antes descritos, las vibraciones o el desplazamiento lateral, conviene sustituirlo.

¿Cómo cambiar el líquido de frenos?
Puede suceder que, aunque el líquido de frenos presente buen aspecto, haya decrecido su nivel. Los depósitos de líquido de frenos cuentan con dos referencias de nivel, mínimo y máximo, entre las cuáles ha de encontrarse el volumen de líquido de nuestros circuitos. Tan malo es contar con un exceso de líquido como estar por debajo del mínimo.
En caso de necesitar agregar líquido, basta con abrir la tapa, que por lo general va a rosca, y añadir la cantidad necesaria para alcanzar los niveles óptimos de uso. Hay que tener cierta precaución a la hora de verter el líquido de frenos, porque se trata de un compuesto altamentecorrosivo para los plásticos, por lo que hay que proceder con delicadeza y, en caso de producirse salpicaduras fuera del depósito, limpiarlas inmediatamente.

Si los problemas con el estado del líquido hacen necesaria su sustitución, esta ya es una labor más compleja. No es especialmente complicada, pero requiere de cierta habilidad, bastante atención y, sobre todo, mucha paciencia, porque hay que regular con cuidado el sistema hidráulico, para evitar introducir burbujas de aire que hagan perder efectividad al sistema.
Lo recomendable es seguir atentamente las instrucciones del manual del usuario, en las que se detalla de forma pormenorizada las operaciones a realizar. Pero si tienes dudas o no te sientes con suficiente confianza para actuar en un sistema tan delicado como son los frenos, es mejor que recurras a un taller profesional, donde procederán con esta labor en un breve espacio de tiempo.
A mi coche me lo han cambiado a la tercera revisión, con 15.000 KM y la verdad es que no noto nada diferente a la hora de frenar. Un saludo.