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Carreras al sprint: la evolución de MotoGP

La introducción de las carreras al sprint en MotoGP transformará el formato de los Grandes Premios a partir de 2023, con una fórmula que busca más espectáculo.

Carreras al sprint: la evolución de MotoGP

A partir de 2023 el formato de los Grandes Premios va a contar con un nuevo aliciente al incorporar la fórmula de las carreras al sprint, pruebas de corta duración a celebrar en la tarde de los sábados de cada Gran Premio. MotoGP será la única categoría del campeonato que contará con esta prueba adicional, una medida que pretende aumentar el espectáculo de la competición añadiendo a la jornada del sábado el aliciente de una carrera.

El programa de un Gran Premio ya incluye en ocasiones competiciones en sábado con las pruebas de complemento, como puede ser la Red Bull Rookies o la Asian Talent Cup, e incluso MotoE, cuando el certamen de las motos eléctricas contaba con doble prueba. La introducción de una carrera al sprint de MotoGP supone elevar el interés de la jornada por encima de la emocionante sesión clasificatoria.

Esta novedad supone introducir uno de los mayores cambios en el formato de la competición a lo largo de su historia. Los Grandes Premios siempre se disputaron a prueba única, dado que el programa de carreras del campeonato incluía varias cilindradas. Eso lo diferenciaba del Mundial de SBK, que cuando se puso en marcha en 1988 tenía una sola categoría, Superbike, de ahí que se hicieran dos mangas.

Cinco carreras cuando se creó el campeonato

En el momento de la fundación del campeonato en 1949, los Grandes Premios contaban con cinco categorías (125, 250, 350, 500 y sidecares), por lo que no eran necesarias carreras de complemento. A partir de 1962 se sumó una sexta clase, la de 50 c. c y el organizador tenía la obligación de contar en el programa de carreras con al menos cinco de las seis categorías. En los años setenta se relajó la norma y bastaba con cuatro clases para que el Gran Premio tuviera validez.

Y así se ha mantenido el formato de los Grandes Premios desde 1949. Lo único que ha cambiado en el plano deportivo, dejando a un lado las cuestiones de la reglamentación técnica, que ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, ha sido el sistema de puntuación, que ha variado notablemente, hasta estabilizarse en 1993, momento en el que se adoptó el sistema que se emplea actualmente. Así que las carreras al sprint podemos considerarlas como el mayor cambio en la estructura del campeonato desde su nacimiento.

Un sistema conocido

Dorna implementó en 2019 las carreras al sprint en SBK, con bastante éxito. Allí se denomina Superpole Race, y ha supuesto todo un aliciente para el campeonato. El año pasado también se incorporaron en la Fórmula 1, aunque la competición automovilística no las emplea en todos los Grandes Premios, sino en una serie determinada de carreras, y eso lo diferencia del sistema que adoptará MotoGP.

Pero en realidad, el primer antecedente de carreras al sprint en motorsport, no lo encontramos ni en las dos ni en las cuatro ruedas, sino en las tres… ¿Será por eso que se dice que en el término medio está la virtud? Los sidecares fueron los primeros en emplear esta fórmula en un Campeonato del Mundo. De hecho, entre 2005 y 2010 adoptaron el sistema de varias carreras, llegando a tener tres formatos diferentes, Match, Sprint y Gold Race, pero siempre puntuaban igual, y podían aparecer todas en un mismo evento o simplemente alguna de ellas.

La Sprint Race de MotoGP será una carrera diferente. Poco a poco se van sabiendo detalles sobre su formato: tendrá una duración de la mitad de una carrera convencional. Esto quiere decir que dependiendo del trazado contará, probablemente, entre 10 y 15 vueltas. Tampoco tendrá el mismo sistema de puntuación que una carrera “larga”, ya que solo puntuarán los nueve primeros clasificados, y se repartirán la mitad de puntos que en una carrera convencional.

Nuevas estrategias

La introducción de las carreras al sprint supondrá una nueva forma de plantearse la estrategia del fin de semana, en todos los sentidos, porque restará tiempo para trabajar en la puesta a punto de las motos. Este es uno de los principales argumentos de los pilotos que han recibido con escepticismo la nueva fórmula. Otros, por el contrario, están encantados, porque prefieren una carrera a una sesión de pruebas.

Para empezar, las sesiones del viernes pasan a tener una importancia vital, porque la clasificación de las mismas será la que determine quienes acceden directamente a la sesión Q2, la que establece el orden de las cuatro primeras líneas de parrilla. Ahora estas sesiones pasan a denominarse P1 y P2 –de Practice–, y tendrán 45 y 60 minutos de duración, respectivamente. Respecto al sistema anterior, los pilotos de MotoGP dispondrán de 15 minutos más para rodar con el fin de trabajar con más intensidad en la puesta a punto de la moto.

La jornada del sábado será completamente diferente. Acostumbrados a usar la FP3 del sábado por la mañana como la sesión definitiva en la que hacer el tiempo de acceso a la Q2, en esta ocasión esta sesión será un entrenamiento libre, denominado FP, de 30 minutos, como era la sesión FP4 del anterior formato, e inmediatamente después se disputarán las sesiones clasificatorias Q1 y Q2. La FP será bien aprovechada por los pilotos para rematar el trabajo de puesto a punto, pensando tanto en la carrera al sprint como en la del domingo.

Y tres horas y media después de concluir la Q2, a las 3 de la tarde, se disputará la carrera al sprint, la cual tendrá un especial interés, no solo por la competición y los puntos en juego, sino porque ofrecerá una valiosa información a los pilotos y sus equipos.

Este nuevo sistema puede cambiar la dinámica del campeonato. Por ejemplo, todos los puntos son valiosos, pero quizás al tener menos puntuación la carrera al sprint algunos pilotos asuman mayores riesgos porque en caso de error y no puntuar, la pérdida es menor que una carrera convencional. Por el contrario, se puede hacer una lectura más conservadora: quizás no merezca la pena arriesgarse en la carrera al sprint, porque en caso de lesionarse se pone en riesgo la carrera del domingo, y la pérdida puede resultar enorme. Hay muchos enfoques. Pero no olvidemos que los pilotos son, por encima de todo, competidores natos, y no suelen llevar a mano la calculadora cuando se ponen en una parrilla. Si hay hueco y opciones de llegar arriba, ¿quién va a pensar en el domingo?

Lo que sí puede cambiar es la dinámica de las carreras. Se eliminará, probablemente, la disyuntiva del neumático: se elegirá el compuesto blando que asegura máximas prestaciones en menos tiempo. Aquellos que no han tenido ritmo pero sí son rápidos, pueden plantearse una carrera al ataque desde la salida porque ya no tienen que preocuparse de cómo llegarán los neumáticos a final de carrera.

Y luego está la cuestión del combustible. Está por ver si se regulará o serán los propios equipos quienes decidan cuánta gasolina poner. Ahora los pilotos tienen que cambiar de mapa de motor durante la carrera para adaptar su respuesta a la cantidad de combustible que consumen o al estado de los neumáticos, pero si no hay regulaciones sobre esta materia, podrían desaparecer esos crípticos mensajes que se muestran en las pizarras: map 2, map 3…, esas comunicaciones entre el equipo y el piloto, en las que le dicen de forma secreta que está consumiendo más gasolina de la cuenta.

Sea como fuere, los datos recabados en la carrera al sprint de MotoGP serán de gran ayuda a la hora de planificar la carrera del domingo. Puede que todos estos cambios no afecten demasiado a los pilotos más allá del hecho de la preparación mental que tendrán que realizar para afrontar la carrera del sábado, pero los que sí van a notar la diferencia son los ingenieros y el equipo técnico, que tendrá que abordar un doble reto, una carrera en cada jornada, y probablemente con estrategias y planteamientos completamente diferentes.

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