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Lo primero y más importante, es que tu montura haya tenido los cuidados previos necesarios para dormir durante los meses de frio y lluvia. Esto es, haberla dejado bien limpia y engrasada, desconectado la batería (y conectarla si es posible a un mantenedor), inflado y elevado las ruedas, cambiado el aceite y filtros y, por supuesto, tenerla tapada adecuadamente. Si hiciste todo eso antes de dejarla aparcada no vas a tener que preocuparte de mucho más ahora, pero, aun así, hay varias cosas que requerirán atención.
Quita la funda, si la tenías metida en una, y limpia la superficie de la moto si se ha acumulado polvo, comprueba visualmente que esté todo en su lugar y procede a comprobar los demás elementos.
Lo primero es asegurarte del estado de carga de la batería. Las usadas en motocicletas no suelen tener una vida muy larga, perdiendo gran parte de su capacidad en tan solo un par de años. Por lo que, aunque la cargues o la tengas bien mantenida, es recomendable hacerle un chequeo.
Ponla a cargar, a ser posible con un cargador inteligente. Cuando acabe, déjala reposar una hora y mide el voltaje, debería darte un mínimo de 12,8v. Si te está dando menos voltaje es probable que tu moto no arranque, ya que al dar al contacto se encienden las luces y otros componentes del motor, y al accionar el arranque la caída de tensión puede provocar una velocidad de giro insuficiente.
En caso de duda o de que esté muy al límite en el rendimiento, es recomendable que la cambies. A nadie le gusta tener que llamar a la grúa o tener que empujar la moto por desfallecimiento de la batería.
Una vez terminado este paso, y con la batería ya conectada, comprobaremos el estado de la moto. Si la guardamos limpia y engrasada todo debería estar en buenas condiciones. Si no, es probable que nos toque lidiar con suciedad incrustada, óxidos y piezas móviles agarradas. No te preocupes, con un poco de paciencia y los productos adecuados de la gama Repsol, es posible que puedas restaurar todo para una correcta función.
Examina las pastillas de los frenos y el estado de los discos o la tensión de los tambores. Aprovecha para comprobar el estado de los neumáticos, así como su presión. Es imprescindible también, si la moto lleva cadena, que compruebes en este momento su tensión y lubricación.
Baja la moto del caballete si es que la tenías subida a uno. Ya en el suelo comprueba los movimientos del manillar y suspensiones, así como de las manetas de freno, embrague y pedales. La moto debería moverse libremente y los retenes de las suspensiones no deberían mostrar fugas.
Una vez hecho esto, comprueba el nivel de aceite, líquido de frenos y refrigerante. Estos tres elementos son cruciales. Si no los has cambiado anteriormente, recuerda que se recomienda la sustitución de los dos últimos a los dos años como mucho. Asegúrate también de que hay gasolina en el depósito y de que la llave de paso de esta esté abierta.
Es el momento de dar el contacto. Las luces deberían encenderse, así como los distintos pilotos del panel. Arranca el motor. Tal vez le cueste un poco más de lo habitual, simplemente no abuses del gas o la acabarás ahogando.
Con el motor ya en marcha, comprueba que el alternador cargue correctamente. Midiendo el voltaje que llega a la batería, deberías tener un mínimo de 13,5v. Aprovecha también para ir comprobando el correcto funcionamiento del resto de componentes eléctricos, como luces y bocina.
Por último, ¡no olvides comprobar que llevas toda la documentación en regla!
Sal a la carretera y disfruta del verano.