¿Está tu moto bien carburada?

Actualmente, los fabricantes han ido sustituyendo los carburadores por la alimentación por inyección electrónica.

Entonces ¿En qué puede fallar la carburación de una moto?

Las motos con inyección se adaptan bien a rodar en altitudes distintas (no hay tanto oxígeno en el aire en la montaña que a nivel de mar). Si tu moto de “carburador” circula normalmente en dichos escenarios, quizás debas “hacer la carburación”.

Muchos de los problemas proceden, sin embargo, de algo tan sencillo como que el filtro de aire no se ha limpiado o cambiado periódicamente. El motor no se pone en marcha. Gasta más y más combustible. Responde de modo indebido al dar gas.

¿Cuáles son los fallos más usuales de carburación?

Antes que nada, comprueba que la bujía sea la que corresponde, y que el combustible no contenga agua o se haya “podrido” por estar la moto “hibernada” mucho tiempo. Puede ocurrir que el motor simplemente “se pare por girar lento” en los semáforos cuando está frío, y acelerarse cuando está caliente (entre 60º y 85º).
En este caso, se debe actuar sobre el “tornillo” de ralentí hasta estabilizarlo en un régimen de 800 rpm.

Una vez consolidado, si al acelerar de golpe la moto se ahoga, debes abrir de media en media vuelta el tornillo del aire (el que regula la entrada de este) hasta conseguir que no lo haga. Si por el contrario la moto sube bien de vueltas, pero al soltar el gas tarda en bajar, es que te has pasado, y debes cerrarlo ligeramente.

¿Qué ocurre cuando el fallo ocurre en altos?

Ahí actúa el chiclé de alta (del surtidor principal, situado dentro de la cuba) y para saber si está bien escogido, miraremos el color de la bujía.

Con el motor caliente, tras rodar con el acelerador a fondo hay que “cortar el encendido” al tiempo de apretar el embrague hasta detenerse.

Tras desmontarla, si los electrodos están blancos, falta gasolina: la moto va fina. Hay que aumentar el diámetro del chiclé  de alta.

Si la bujía está húmeda y ennegrecida, es que «va gorda” y hay que poner un gicleur más pequeño. En el primer caso, al cortar el gas en marcha, se suelen producir petardeos, y al abrir el gas a fondo, se produce como un vacío. En el segundo, la moto ratea y no llega a subir de vueltas a tope: se dice entonces que está empachada.
Para regular la mejor respuesta del acelerador, hay que actuar sobre la aguja. Ésta actúa sobre el rendimiento del motor cuando está entre ¼ y ¾ de su potencia máxima, o lo que es lo mismo entre ¼ y ¾ del recorrido del acelerador. Se carbura acelerando desde medios: si la moto queda fina, y titubea, se debe subir la posición de la aguja principal. Si ratea, y va gordo, hay que bajar la aguja.

Una vez regulado todo, hay que volver a reglar el ralentí… ¡o comprar una moto ya con inyección!

Foto cabecera: Danny Lopez | Flickr