MotoGP

¿Qué hacen Marc Márquez y Pol Espargaró durante el invierno?

Han quedado atrás los tiempos en los que el invierno era la estación del descanso y el relax para el Mundial de Motociclismo. No hay carreras y todo es menos estresante, pero desde luego nadie está de vacaciones.

¿Qué hacen Marc Márquez y Pol Espargaró durante el invierno?

Cuando los calendarios de competiciones no eran tan intensos como lo son en la actualidad, el invierno suponía para los pilotos unos meses de vacaciones, desconexión y relax, un largo periodo en el que se alejaban de las motos, buscaban un merecido descanso y aprovechaban para desconectar de la competición y recargar pilas en territorios remotos, o simplemente alejarse de la vorágine de las carreras, que les impide llevar una vida medianamente normal.

Eso ya es cosa del pasado, de la prehistoria del motociclismo podríamos decir, porque aunque si bien es cierto que diciembre y enero son meses sin ningún tipo de actividad en pista, no hay competiciones, ni entrenamientos, ni pruebas de ninguna clase porque están prohibidos por la reglamentación de MotoGP, los pilotos no se pueden dormir en los laureles ni descuidar su preparación física. Algunos aprovechan el mes de diciembre para tomarse unas pequeñas vacaciones, de las de verdad, de las de no preocuparse de horarios, ni comidas, ni entrenamientos.

Aunque, habida cuenta del elevado tono físico que disfrutan en la actualidad los pilotos de MotoGP, incluso en estos momentos de descanso no son pocos los que siguen haciendo ejercicio, no con la intensidad propia de su habitual preparación, pero procuran no abandonarse en exceso.

Los hay que llegadas estas fechas tienen todavía una agenda apretada, por diversas circunstancias. Por ejemplo, los campeones de la temporada todavía arrastran compromisos en el mes de diciembre, a veces con patrocinadores, otras con medios de comunicación, y eso les obliga a sacrificar algunos días de descanso.

Curar el cuerpo

Algo muy distinto sucede cuando ese tiempo de descanso se tiene que dedicar a ponerse en manos de los médicos, que es algo bastante frecuente. Con una temporada tan larga –el año pasado fueron 18 carreras, y en 2022 serán veinte- raro es que un piloto no sufra una lesión, por pequeña que sea, y en ocasiones termina arrastrando el problema a lo largo del campeonato hasta que, llegado el mes de diciembre, se puede poner en manos de los médicos para corregirlo. Otros, que han tenido que ser operados durante la temporada, aprovechan estas semanas de calma para que los cirujanos retiren las placas y los elementos quirúrgicos empleados para fijar fracturas. Por lo general no son intervenciones excesivamente complejas, pero hay que pasar por el quirófano, con todo lo que ello supone.

Tenemos el reciente caso de Marc Márquez, que ha vivido los últimos inviernos ocupado en recuperar su físico, por diversas circunstancias. Desde el invierno de 2018, Márquez se ha puesto en manos de los médicos. Primero para solucionar un problema crónico en sus hombros, con total acierto porque después de aquello siguió ganando el título de MotoGP. Y después, la grave lesión sufrida en el húmero derecho en Jerez en 2020 le obligó a pasar una larga recuperación. Ahora, Márquez progresa adecuadamente de la diplopía sufrida en un entrenamiento limitan su actividad. Son peajes que a veces hay que pasar, pero como vimos en 2012, cuando Márquez sufrió un problema similar, ese periodo de reposo le permitió llegar al inicio del campeonato a pleno rendimiento.

Por lo general, el mes de diciembre es un mes de calma, pero enero marca el regreso a una actividad intensa. Hoy en día, la preparación física es más importante que nunca, porque los pilotos se enfrentan a un calendario de trabajo de diez meses. Hay carreras de marzo a noviembre, pero antes de que empiece el campeonato y también después de que termine, los pilotos tienen que enfrentarse a unos importantes entrenamientos que son fundamentales para su rendimiento en la temporada.

En diciembre y enero el trabajo se intensifica en HRC

En los tests que se realizan en las semanas posteriores al último Gran Premio de la temporada, en noviembre, los pilotos prueban los prototipos para la siguiente campaña, en los que han introducido modificaciones y ajustes con el fin de mejorar el material disponible y hacerlo más competitivo. Con toda la información recopilada durante esas intensas jornadas de pruebas, mientras que los pilotos se toman un descanso antes de empezar su preparación física, los ingenieros tienen los meses de diciembre y enero para trabajar en las fábricas desarrollando las nuevas motos.

Por lo general se parte de una base conocida, el modelo del año anterior al que se incorporan mejoras. Pero también es muy frecuente que los audaces ingenieros realicen cambios sustanciales que dan lugar a motos completamente nuevas. Y no lo hacen por capricho, sino que, en muchas ocasiones, son los pilotos los que alientan estos cambios radicales. Por lo general, el ingeniero es una persona de mente abierta, dispuesta a probar nuevas soluciones, pero entre el piloto y el ingeniero está el responsable técnico del piloto, el hombre que ha de bregar con el nuevo material y las ganas del piloto. Suele ser gente pragmática y resolutiva, que se mueve por un lema: si algo funciona, ¿para qué cambiarlo?

La fábrica construye en diciembre las nuevas motos y las ultima en enero. A final de mes, antes de que los pilotos vuelvan a probar las motos en febrero, estas pasan durante unos pocos días por las manos de los pilotos de pruebas. Ellos se encargan de comprobar que todo está en orden, que las motos funcionan y no existen problemas dinámicos.

Antes de llegar el momento de las primeras pruebas, mientras los pilotos se ponen a punto con su entrenamiento, también los técnicos de los equipos acuden a las fábricas a conocer las nuevas motos y realizar lo que se denomina “schooling”, que no es otra cosa que un curso técnico en el que los ingenieros de fábrica les enseñan todas las novedades y aprenden a montar y desmontar las nuevas motos. Todos son técnicos experimentados, pero estas sesiones de trabajo en fábrica son imprescindibles para familiarizarse con el nuevo material.

Físico a tope

En enero los pilotos ya se han entregado al trabajo de prepararse físicamente. La temporada es tan larga que exige más que nunca un físico de atleta, y eso se consigue con un entrenamiento intenso y variado. Se hace mucho trabajo para ganar fondo físico, y es frecuente hacer esquí de fondo y bicicleta –lo cierto es que la bici muchos no la dejan en todo el año-, así como mucho trabajo en gimnasio.

Cada piloto tiene su preparador físico que diseña un plan acorde con sus características y necesidades. Aquella leyenda del paddock que decía que los pilotos de antes no pisaban un gimnasio, no era del todo cierta. Puede que no se explotara el físico de la forma en que se hace ahora, porque no hay otro camino dado la elevada exigencia física de las motos de MotoGP, pero los grandes campeones de la época de 500 también trabajaban duramente para someter a aquellas indómitas monturas. Habría que remontarse a la época del blanco y negro para reconocer que el físico era menos exigente, pero es que entonces la competición era diferente. Era otro mundo.

Por supuesto, el entrenamiento en moto tampoco se puede descuidar. Aunque no pueden rodar con sus motos de carrera, todos los pilotos trabajan con motos de motocross o dirt track, o alguna deportiva en circuito, para mantener el ritmo y seguir mejorando en el control del derrapaje y las diferentes técnicas de conducción. Cualquier entrenamiento con moto siempre implica un riesgo, porque la elevada exigencia de los pilotos de Moto GP cuando se suben a cualquier tipo de moto impide que se tomen la actividad con calma. Si no, ¡no serían pilotos! Ya sea saltando o derrapando, o a plena velocidad en una MotoGP, los pilotos siempre dan el máximo, así que son muchas horas de moto y a veces los errores terminan costando caro, porque son habituales los casos de pilotos que se han lesionado entrenando con moto y han terminado perdiéndose alguna prueba de pretemporada, o llegar a ellas con alguna secuela física, y eso puede llegar a ser un importante hándicap.

Al final, el éxito o el fracaso de un piloto no depende exclusivamente de él. Es un conjunto: es la combinación de una buena moto, un buen equipo técnico y un piloto que sabe responder a la exigencia de la competición. Y, a veces, en un campeonato tan igualado como lo es en la actualidad, el éxito depende más de lo que se ha hecho durante el invierno que de lo que se puede hacer durante la temporada, porque si en diciembre y en enero no se han hecho los deberes, será muy complicado recuperarse en la vorágine de la competición. Por eso el invierno es tan importante.

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