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¿Pilotos de MotoGP o atletas? La importancia de la preparación física

Desde el punto de vista del esfuerzo físico, la exigencia de MotoGP es notablemente elevada, lo que obliga a los pilotos a disponer de una forma física digna de todo un atleta.

¿Pilotos de MotoGP o atletas? La importancia de la preparación física

Enfrentarte a máquinas de 157 kilos de peso, capaces de rodar a 350 km/h, que desarrollan una potencia de 270 CV, supone que tienes que estar físicamente dotado para poder controlar semejante artefacto. La intervención del piloto influye de manera determinante en el comportamiento dinámico de la moto: en un coche de competición los esfuerzos existen, con fuerzas G que no se generan sobre dos ruedas, pero el piloto es un peso estático que está siempre en el mismo sitio y que no puede influir con el movimiento de su cuerpo en la dinámica del vehículo. En el pilotaje actual de MotoGP, el movimiento del cuerpo y su desplazamiento juega un papel crucial, y tener una óptima forma física es clave para salir airoso en cada carrera. 

Sobre la preparación física de los pilotos se ha escrito ampliamente. Hay mucho mito sobre pilotos que, dicen, nunca pisaron un gimnasio. Pero incluso para las cilindradas inferiores, había que tener cierta forma física, porque una competición requiere un esfuerzo, físico y mental, que están relacionados. Hasta al mismísimo Ángel Nieto le vimos en su día correteando por la Casa de Campo madrileña, con el fin de aumentar su resistencia. Y aquello que se decía sobre Valentino Rossi, como juerguista, dormilón y que no trabajaba en el gimnasio, siendo cierto lo primero, lo último no dejaba de ser un mito construido con mayor o menor intención, porque Rossi cuidaba su preparación física como el que más. 

Los pilotos, en todas las épocas, siempre han cuidado su preparación física. Puede que antes las motos fueran menos exigentes, pero las carreras eran más largas y la resistencia física era importante. El gran Mike Hailwood siempre fue un defensor de ese trabajo. En su día tenía que enfrentarse a retos como el Senior TT, la carrera de la categoría de 500 cc del Tourist Trophy, que consistía en dar seis vueltas al Mountain Course del TT, lo que suponía cubrir 364 km de distancia. Es decir: lo mismo que tres carreras de MotoGP de una tacada. En otros circuitos la distancia de carrera no era tan larga, pero no era extraño que tuvieran que rodar entre 170 y 200 kilómetros. 

Ya entonces, Hailwood defendía una preparación física completa, que permitiera al piloto ganar elasticidad sin desarrollar una musculatura exagerada. Hailwood era un defensor de la gimnasia: «Mantiene la flexibilidad del cuerpo sin desarrollar excesivamente la musculatura y contribuye a forjar la resistencia (…). Mejora el equilibrio y los reflejos. Gran parte de lo que uno hace durante una carrera debe ser totalmente instintivo», decía el mítico piloto británico. 

Un exceso de musculación ha llevado a causar problemas en los antebrazos. La exigencia que supone una MotoGP obliga a los pilotos a potenciar su musculatura, pero en ocasiones es contraproducente, porque la sobrecarga de los músculos de los antebrazos por la presión que estos ejercen sobre los nervios puede provocar que se desarrollen patologías como el síndrome compartimental, un mal generalizado en los pilotos, no ya solo de MotoGP sino también presente en pilotos que llegan a Moto2 desde la categoría inferior. Afortunadamente, las técnicas quirúrgicas actuales solucionan de forma sencilla el problema. 

Atletas 

La clave, como todo en la vida, está en el equilibrio. Si eres un piloto de cierta talla –las nuevas generaciones son cada vez más altas- tendrás extremidades más largas que gracias a la potencia de palanca que pueden aplicar requerirán menos musculatura, y por tanto habrá un riesgo menor de sufrir síndrome compartimental.  

Ese uno de los aspectos que más preocupa a los pilotos a la hora de trabajar su físico: no sobrecargar excesivamente la musculatura. Puede que el motociclismo haya cambiado mucho desde los tiempos de Hailwood, pero hay algo que sigue siendo igual. Como decía el mítico piloto, el instinto es clave en el pilotaje, y es una faceta que se trabaja con ejercicios de coordinación. 

Tanto en la época de Hailwood como ahora, la elasticidad y los reflejos son fundamentales, y eso que en los años sesenta la conducción era sumamente estática si lo comparamos con la forma de manejar una MotoGP, con el piloto desplazando su cuerpo de un lado a otro de la moto, descolgándose y jugando con su peso, lo que obliga a 45 minutos continuados de ejercicios de máxima intensidad, que es en lo que termina convirtiéndose una carrera de MotoGP.  

Parece que lo importante siempre es la musculatura los brazos, pero tanto o más importantes como los miembros superiores son las piernas, porque los pilotos también ejercen mucha fuerza con el tren inferior, que empuja, apoya y sujeta el cuerpo del piloto. La fuerza que se ejerce sobre los estribos de la moto también ayuda a controlar los movimientos de la máquina, por eso no se puede descuidar esa parte del cuerpo en la preparación física, pero, como decimos, sin sobrecargar en exceso la musculatura. 

Por tanto, los ejercicios de fuerza, de musculación, son moderados, y se trabaja con más intensidad en desarrollar una serie de trabajos destinados a potenciar la velocidad de reacción. El equilibrio es clave. Para potenciarlo se trabaja fundamentalmente con un aparato de gimnasio llamado bosu, especie de una media esfera, en cuya parte plana el piloto se sitúa para realizar ejercicios de equilibrio, combinando varios elementos al mismo tiempo: pesas, juegos de coordinación con pelotas, etc. La clave es completar esos ejercicios al mismo tiempo que se mantiene el bosu en equilibrio. Es un trabajo intenso que exige el funcionamiento de cuerpo y mente a la vez, como cuando se rueda a 300 km/h sobre una MotoGP. 

Fuera del gimnasio 

En la actualidad los pilotos trabajan el fondo físico con la práctica de otra serie de deportes, como el running, aunque seguramente por su familiaridad con las dos ruedas, el ciclismo, ya sea en carretera o en montaña, es una de sus actividades físicas favoritas, y algunos de ellos han alcanzado un nivel de ciclista profesional, lo que habla por sí solo de la alta exigencia que se imponen en su preparación. 

Hay otros deportes de gran intensidad que requieren una elevada capacidad de reacción, como el squash, aunque los pilotos de MotoGP no lo incluyen en su rutina de preparación. En su día, Carlos Sainz padre lo practicaba con mucha frecuencia porque la elevada velocidad de la pelota obligaba a tener una fulminante capacidad de reacción, además de una concentración total para no perderla de vista, y ello agudizaba esas capacidades. También es verdad que Carlos Sainz llegó a ser en su juventud campeón de España de squash, y eso también contribuía a que mantuviera este deporte en sus rutinas de preparación. El gran Stephane Peterhansel fue campeón de Francia de skateboard, lo cual sin duda que le permitió potenciar sus reflejos y su agilidad, pero, que sepamos, no siguió incluyéndolo en sus rutinas de entrenamiento cuando se pasó a las motos. 

Lo que sí resulta fundamental para los pilotos es seguir trabajando sobre la moto. El gimnasio y la preparación física son claves para tener el fondo y las capacidades que una carrera va a exigir, pero un piloto lo que quiere es hacer moto, cuanta más moto, mejor, para perfeccionar su pilotaje y mantener la sensibilidad y la conexión con su herramienta de trabajo. 

El motocross es una de las actividades de moto más habituales, y también el dirt track, o las tandas en circuito, aunque depende de la categoría en que uno participe se hace más frecuente el uso de una especialidad u otra en el plan de entrenamiento. El motocross es lo más habitual porque su nivel de intensidad y su exigencia física es lo que más se aproxima a los requerimientos que un piloto se va a encontrar cuando se suba a una MotoGP. Para muchos, el motocross es la especialidad más exigente del motociclismo, y precisa de fuerza, resistencia física y capacidad de reacción, los tres pilares de la preparación de un piloto de MotoGP. El riesgo que tiene es que también puede resultar bastante sencillo lesionarse. La historia del campeonato está llena de pilotos de Gran Premio que sufrieron una lesión en un rutinario entrenamiento de motocross. 

La clave, como en todo, es saber encontrar el equilibrio, aunque con frecuencia a los pilotos les puede más el corazón que la cabeza, la pasión que el sentido común, y su elevado nivel de exigencia cuando se suben a una moto a veces los lleva a cometer un error. Pero todo ello forma parte del trabajo. Sin eso, sin ese esfuerzo en cada cosa que hacen, sin esa exigencia física, no serían pilotos de Gran Premio ni pilotos de MotoGP. 

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