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Ace Cafe Barcelona, una nueva casa para el motero

Un lugar en el que el motero se sienta como en casa y pueda ver las carreras entre amigos. ¿Es eso posible? Claro que sí. Bienvenidos al Ace Cafe Barcelona, heredero de la cultura ‘café racer’.

Edificio y Parking del Ace Cafe Barcelona
Ace Cafe Barcelona, una nueva casa para el motero

Charlamos con Gonzalo Vallejo, propietario de este negocio que sigue la estela del famoso Ace Cafe London. Abrieron en abril del 2017 y sigue con la prudencia del primer día. “Está costando, pero cada vez nos conoce más gente”. Está situado en L’Hospitalet de Llobregat, al ladito de Barcelona, en un polígono industrial plagado de empresas dedicadas al mundo del motor. Disponen de un aparcamiento de 4.500 metros cuadrados y de un local de 300 metros cuadrados. La proporción resulta algo rara, pero comprensible cuando se entiende la filosofía de la propuesta.

Cuenta Gonzalo que la idea es que los clientes puedan “dejar la moto con absoluta tranquilidad dentro del recinto”. Muchos incluso apoyan el casco en el asiento, sobre todo en verano, seguros de que nadie osará entrar en el perímetro vallado (y vigilado con cámaras) para robar.

El restaurante tiene tres espacios con decoraciones distintas. Una dedicada a las carreras que se celebraban en el mítico circuito urbano de Montjuïc, no muy lejos de allí otra con imágenes del histórico Ace Cafe británico, y una última con fotos de los propios clientes. En este último espacio los moteros viajeros tienen la oportunidad de venir a explicar sus rutas, y todo el que quiera puede colgar sus instantáneas en la pared para que el resto cojan ideas para el próximo fin de semana o para el verano.

Gonzalo tuvo su primera moto a los tres años y ya nunca más se ha vuelto a despegar de las dos ruedas. Este, explica, es un negocio familiar. La idea la tuvo su cuñado, y todos arrimaron el hombro para hacerla realidad. Dice que los clientes son “muy exigentes pero también muy agradecidos”, y que poco a poco van consiguiendo que la gente repita más a menudo. También ayudan las quedadas de los días de carrera. Incluso en los últimos GP de la temporada, los de la ruta asiática, el local suele llenarse de aficionados. “Abrimos a las cinco de la mañana y les ofrecemos chocolate caliente con churros”. Debió ser una buena manera de disfrutar del sexto título mundial de Marc Márquez.

El primer Ace Cafe abrió sus puertas a las afueras de Londres en 1938. Nació para dar servicio a los camioneros en ruta, pero al estar abierto las 24 horas del día, pronto atrajo a las legiones moteras de la región. Su momento de esplendor lo vivió en los 50, cuando el rock’n’roll y las motos iniciaron en el Reino Unido una relación amorosa que ya nunca se rompió. Eran los chicos malos del momento, y sus motos eran una extensión de su espíritu rebelde. Como las radios no estaban por la labor de pinchar este tipo de música, los bares de carretera se convirtieron en uno de los pocos lugares en los que disfrutarla. Y así es como nacieron en el Reino Unido los ‘café racers’, una tribu de motos de escaso carenado y mucha velocidad.

En el Ace Cafe de Barcelona no hay carreras. Pero sí podréis asistir a charlas sobre lubricantes o neumáticos y a exhibiciones, seguir el Mundial de Motociclismo, y quién sabe, quizás aplaudir un nuevo campeón del equipo Repsol Honda.

Foto cabecera: Ace Cafe Barcelona | Facebook

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