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Motos diésel: ¿por qué (casi) no hay ninguna?

Seguro que lo has pensado muchas veces, quizás ya lo sabes, pero si te has preguntado alguna vez «por qué no hay motos diesel» este es tu reportaje.

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Motos diésel: ¿por qué (casi) no hay ninguna?

Motos diésel ¿existen? Vaya por delante que sí se han fabricado motocicletas que funcionan con gasoil, pero han sido más una anécdota que un producto real del mercado. El porqué es una suma de factores, pero podemos resumirlo en tres palabras: no hay motos diésel por una cuestión de rendimiento, peso y consumo.

En una moto es fundamental mantener dentro de unos parámetros la relación peso-potencia. Al fin y al cabo, de lo que se trata es que los caballos empujen la máquina sin demasiados ‘tropezones’, es decir, sin que la estructura y la mecánica de la moto sean un lastre. Tampoco es ideal que suceda lo contrario, a no ser que seas Marc Márquez y te estés jugando el Mundial de MotoGP con tu Honda Repsol. No tiene demasiado sentido que tengas 260 caballos para tan solo 158 kilos de motocicleta.

Los motores que funcionan con diésel pesan más que los gasolina, y aunque alguien pueda pensar que incorporar un turbo ayudaría a equilibrar el rendimiento, lo cierto es que solo se estarían añadiendo kilos y más complicaciones mecánicas. A no ser que alguien invente un modo de que estos motores sean más ligeros, apostar por ellos no es una opción demasiado inteligente. El gasoil, además, sube menos de vueltas, algo que en una moto es complicado de concebir, ya que le quita agilidad y nervio al asunto. Por no hablar del ruido que emiten, muy superior al de una motocicleta convencional; o de las vibraciones, que hacen que el pilotaje te deje la espalda como un tubo de plastilina caliente.

Si todavía no te hemos convencido, vamos ahora con el consumo. “Los coches diésel gastan menos” es algo que habrás escuchado desde que tienes uso de razón. Si dejamos a un lado que estos vehículos son más caros, podemos decir que la afirmación es cierta. Pero eso aplica para las cuatro ruedas. Y para conductores que hagan unos 20.000 kilómetros al año. ¿Recorres esa distancia con la moto…? Todos sabemos que cuando echamos cuentas a finales de diciembre, nos damos cuenta de que hemos recorrido mucha más distancia con el coche que con la moto. Pero más allá de si le vas a dar ese tute a tu moto, el ahorro sería prácticamente insignificante. O lo que es lo mismo, lo que puedas acabar pagando de menos en combustible queda compensado con todas las cosas negativas que conllevaría apostar por un modelo de estas características.

Si deseas conocer más información al respecto, no olvides visitar la web de Repsol, donde se explican a fondo las principales diferencias entre gasolina y diésel, tanto en lo referente al carburante como al propio funcionamiento de los motores.

Los motores que funcionan con diésel pesan más que los gasolina, y aunque alguien pueda pensar que incorporar un turbo ayudaría a equilibrar el rendimiento, lo cierto es que solo se estarían añadiendo kilos y más complicaciones mecánicas. A no ser que alguien invente un modo de que estos motores sean más ligeros, apostar por ellos no es una opción demasiado inteligente. El gasoil, además, sube menos de vueltas, algo que en una moto es complicado de concebir, ya que le quita agilidad y nervio al asunto. Por no hablar del ruido que emiten, muy superior al de una motocicleta convencional; o de las vibraciones, que hacen que el pilotaje te deje la espalda como un tubo de plastilina caliente. Si todavía no te hemos convencido, vamos ahora con el consumo. “Los coches diésel gastan menos” es algo que habrás escuchado desde que tienes uso de razón. Si dejamos a un lado que estos vehículos son más caros, podemos decir que la afirmación es cierta. Pero eso aplica para las cuatro ruedas. Y para conductores que hagan unos 20.000 kilómetros al año. ¿Recorres esa distancia con la moto…? Todos sabemos que cuando echamos cuentas a finales de diciembre, nos damos cuenta de que hemos recorrido mucha más distancia con el coche que con la moto. Pero más allá de si le vas a dar ese tute a tu moto, el ahorro sería prácticamente insignificante. O lo que es lo mismo, lo que puedas acabar pagando de menos en combustible queda compensado con todas las cosas negativas que conllevaría apostar por un modelo de estas características.

Pero aunque todo parezca ir en contra de las motos diésel, lo cierto es que sí han existido. Aunque fuera más por necesidad que por gusto. El caso más conocido es el de las motos del Ejército de Estados Unidos. Se optó por esta opción por una cuestión logística: si era necesario movilizar a todas las tropas, incluidos los vehículos, lo más cómodo sería llevar un solo tipo de combustible. Y como los coches y los camiones funcionan con diésel, las motocicletas tenían que beber del mismo producto. Le pusieron el nombre de M1030M1, pesaba casi 170 kilos para una potencia de apenas 30 caballos y unos 600cc.

En el mercado ha habido poquísima variedad y ningún modelo ha tenido éxito. Una de las que lo intentó con más ímpetu fue la Track T-800 CDI, presentada a principios de década. Al margen de todo lo que hemos analizado, el precio era de esos que te obligaban a frotarte los ojos: casi 15.000 euros. Eso sí, te llevabas a casa a un auténtico peso pesado de las dos ruedas: 220 kilos para 45 caballos.

Hay otra razón para que el diésel de dos ruedas no haya triunfado. Resulta que en Japón, la cuna del motor, nunca se ha comulgado en exceso con este tipo de motores. Basta con fijarse en la evolución de la cuota de diésel en su mercado. En 1999 era del 20%, mientras que a día de hoy es del 1%. No hace falta recordar dónde se fabrican las mejores motos del planeta… La cosa está clara: ‘sayonara’ diésel.

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