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Si has rodado a más de 280 km/h, sabes de lo que hablamos. Aquí te dejamos una breve historia de las motos de serie más rápidas.
Cuando se presentó en 1967 la Honda CB750 con motor de cuatro cilindros en línea se establecieron las bases de la moto sport-turismo moderna de gran cilindrada. Poco a poco, el resto de fabricantes japoneses fueron abandonando las rabiosas mecánicas de dos tiempos para seguir a Honda en el camino de los cuatro tiempos.
A partir de los años siguientes, los motores fueron ganando potencia y rendimiento, mejorando el resto de componentes de la parte ciclo, con bastidores de aluminio, frenos de disco, sofisticadas suspensiones y neumáticos radiales capaces de contener las crecientes cifras de potencia y velocidad máxima.
En la última década de la Guerra Fría en los años 80, tras esta evolución tecnológica de la motocicleta, se desató la escalada de la velocidad máxima entre los fabricantes. La cultura de la moto de serie más rápida del mundo se había instaurado.
El primer golpe con la Kawasaki GPZ1000 RX de 259 km/h en 1987, manteniéndose imbatida en este apartado por sus sucesoras, la ZX10 Tomcat (269 km/h) y la ZZR 1100 (271 km/h). Kawasaki era la reina de las autopistas en una época en que las carreteras no estaban tan vigiladas, y en España el jefe de pruebas de la revista Motociclismo llegó a batir al tren de alta velocidad AVE en el trayecto Madrid-Sevilla al manillar de la 1100, en lo que debió resultar un viaje a ritmo demencial.
A lo largo de la década de 1990, Honda se hizo con el título de la moto más rápida del mundo con la superlativa CBR1000 XX Super Blackbird, que elevó el récord de velocidad máxima entre motos de producción hasta 291 km/h; pero no le iba a durar mucho.
Suzuki también entró en la escalada de velocidad en 1999 con la magnífica GSX1300 R Hayabusa, estableciendo un nuevo récord de 308 km/h.
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Conociendo el carácter competitivo del ser humano, no pasó mucho antes de que en la carrera de la velocidad en moto entrase en escena la industria aeroespacial, y todo esto se iba a quedar en anécdota cuando hizo su aparición la compañía Marine Turbine con la MTT Y2K Superbike.
Para entrar en el Libro Guiness de los Records con la moto de producción más rápida del mundo, se sirvieron de una turbina de gas Rolls Royce-Allison que ofrecía 320 CV de potencia y una velocidad máxima de 365 km/h. En la actualidad, Marine Turbine produce la MMT 420R, una versión mejorada con 420 cv que sigue en posesión del récord de velocidad.
Hoy en día, las motos más rápidas del mundo con motor de explosión convencional, aquellas que superan fácilmente los 300 km/h, se pueden encontrar en los catálogos de multitud de fabricantes. Incluso las monturas derivadas de MotoGP han aparecido para satisfacción de los más sibaritas. Honda con RC213-S
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y Ducati con la Desmosedici GP, han comercializado versiones de calle de sus máquinas de MotoGP; y Kawasaki ha resucitado la mítica sigla H de sus tricilíndricas de dos tiempos con la Ninja H2 y H2R, ésta última no homologada pero con unos sugerentes 327 CV y una velocidad de 357 km/h.
En estos tiempos de nueva corrección, la velocidad máxima ha perdido su peso como reclamo comercial pero, al igual que para los fabricantes japoneses, las marcas europeas tampoco han pedido el tiempo en esta carrera. Ducati acaba de presentar su Panigale V4,
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desarrollada tras su experiencia en la era MotoGP 1000, MV Agusta mantiene en su catálogo la selectiva F4 1000 en distintas versiones y BMW entró hace varios años en liza con la su S1000 RR; todas ellas superando holgadamente los 300 km/h.
Foto cabecera: Lennart Tange | Flickr