Cultura Motera

La gastronomía de Malasia que nuestros pilotos no podrán probar

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Este fin de semana se corre el GP de Malasia. ¿Sabes qué platos típicos están prohibidos a los paladares de nuestros pilotos?

Plato de arroz con verduras y salsa
La gastronomía de Malasia que nuestros pilotos no podrán probar

No vendría mal que los pilotos del Equipo Repsol se animaran a degustar el picante típico de Malasia. Con su aliento serían capaces de despistar a cualquier rival en plena recta. Pero menuda digestión. Así que dejemos a Dani Pedrosa y a Marc Márquez con su dieta habitual y repasemos la gastronomía tradicional del país que albergará el Mundial de Motociclismo el fin de semana del 27 al 29 de octubre. Esto es lo que tú podrás comer (y los pilotos, no) si visitas esta región asiática.

Antes de entrar al trapo debes saber que en Malasia se suele comer con la mano (siempre la derecha). En todos los restaurantes te ofrecerán cubiertos, pero no te sepa mal usar tus dedos como pinzas porque aquí se ha hecho toda la vida. Por suerte, la comida suele estar bien diseccionada y no es complicado evitarse el tenedor y el cuchillo.

La influencia de China y la India se funden aquí con la de Indonesia y Tailandia. El resultado es una cocina de sabores exóticos que dan lugar, según los expertos, a una de las mejores gastronomías de la zona. Como en el resto del continente asiático, el principal alimento es el arroz. También los fideos, además de las verduras, suelen acompañar muchos platos, ya sean con pescado o con carne.

Una de las recetas más conocidas es la sopa Laksa. Picante, preparada con fideos finos y trozos de pescado (también de carne) y aromatizada con jengibre, lima, cilantro y leche de coco. Se prepara de mil formas distintas, como aquí la tortilla de patatas.

Zucchini Noodle Laksa

Otro imprescindible es el Satay, pinchitos de pollo o ternera cocinados a la brasa y acompañados de croquetas de arroz, cacahuetes o pepinos.


Otra buena propuesta es el Hokkien Mee, unos sabrosos noodles fritos en salsa de soja, repollo, carne, sepia y cortezas de cerdo. Una especie de ‘mar y montaña’ involuntario.

Hokkien Mee

Otro buen ejemplo de este género culinario malasio es el Nasi Lemak, arroz cocido en leche de coco (si el coco no te gusta, Malasia quizás no sea tu país…) y acompañado de anchoas, huevo cocido, salsa picante, cacahuetes y verdura. Si eres de ensaladitas, el Rojak puede ser una solución. Lleva pepino, nabo y una especie de churro, y se adereza con salsa de tamarindo, cacahuetes, limón y azúcar.

The tasty Nasi Lemak from Singapore. Woot! Much resemblance from Filipino foods! ?

Entre los postres, nos quedamos con el Pisang Goreng (plátano frito), el sago gula Melaka (puding de sago acompañado de leche de coco) o el Kuih Ketayap (crep relleno de azúcar de coco).

Si te das un paseo por la calle no pierdas la oportunidad de probar una de las bebidas más conocidas de Malasia, el Teh Tarik, un té que podría compararse con un cappuccino, por la crema, pero con un chute de azúcar capaz de hacerte batir el récord de la vuelta rápida de Sepang. Y sin moto. El secreto está en la leche condensada. Antes de servirlo debe decantarse varias veces entre un par de vasos para que la capa de espuma sea lo más espesa posible. Debe acompañarse del archiconocido Roti Tisu. Los Roti son los pancakes de Malasia. Dulces o salados, acompañan muchos de la platos locales. Baratos y buenos.

En resumidas cuentas, Malasia permite recuperar la tierna infancia, esos años en los que comíamos con las manos. Y nos pone a prueba con picantes y mezclas que aquí serían imposibles. Es lo que tiene Asia, que te coge desprevenido. A no ser que seas un piloto del Equipo Repsol y lo tengas todo controlado.

Foto cabecera: Katherine Lim | Flickr

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