Cultura Motera

¿Cuánto tardaría un piloto de MotoGP en ir de Cuenca a la Luna?

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Este tipo de preguntas se nos aparecen a todos en alguna ocasión, pues bien, hemos buscado la respuesta y aquí la tienes.

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¿Cuánto tardaría un piloto de MotoGP en ir de Cuenca a la Luna?

Imaginad un piloto de MotoGP que termina la temporada sin demasiado buen ‘feeling’. Siente que necesita hacer algo grande, que su carrera requiere de un punto de inflexión. Por eso decide ir en moto hasta la Luna. Elige Cuenca como lugar de inicio porque desde las casas colgantes puede tomar la vertical con comodidad. Y además las vistas son maravillosas. Gracias a un traje espacial debidamente testado por la Agencia Espacial Europea, nuestro valiente se dispone a iniciar su viaje. ¿Cuánto tardará en llegar al satélite, coronado por primera vez (en cohete, menudo mérito…) en 1969? Hagamos números.

La Luna está a 384.440 kilómetros de la Tierra, kilómetro arriba, kilómetro abajo. Teniendo en cuenta que el recorrido no tiene viraje alguno y que, por lo tanto, podrá ir con el gas a fondo, circularía por el espacio exterior a 354,9 kilómetros por hora, que es la velocidad máxima alcanzada jamás por una moto del Mundial. De este modo, se plantaría sobre el suelo lunar en 45 días, un mes y medio de toda la vida. Eso sí: sin parar ni para ir al lavabo. Y así, tan campante, sin comerlo ni beberlo, se convertiría en el primer piloto en circular con su moto a través de los cráteres de la Luna. Para regresar, lo mismo, gas y recto hasta Cuenca, donde aguardaría una banda municipal y confeti. Pan comido.

Hasta aquí la versión para el lector muy de letras.

Ahora vamos con la versión para los que son algo más de ciencias.

Nuestro aventurero, consciente de que para abandonar la Tierra necesita alcanzar lo que se denomina ‘velocidad de fuga’, ata su moto a un cohete espacial que alcanzará los 40.320 kilómetros por hora necesarios para que nuestro planeta no le atraiga de vuelta al suelo. Vencida la fuerza de la gravedad, y una vez fuera de la atmósfera terrestre y desprendida del cohete, la moto no podrá usar su motor de combustión, puesto que necesita oxígeno y eso es algo difícil de encontrar más allá de los límites terrestres. Necesitará un sistema de propulsión espacial capaz de dar aceleración al vehículo. Son los llamados motores a reacción, o propulsión a chorro, que básicamente consiste en expulsar parte de la masa de la nave (combustible) para que avance en dirección opuesta. Para entenderlo mejor, es el mismo efecto de retroceso que experimenta Tom al disparar una escopeta cuando quiere cazar al ratón Jerry.

Se trata, en definitiva, de aplicar la tercera ley de Newton, según la cual por cada fuerza que actúa sobre un cuerpo, este realiza una fuerza de igual intensidad pero en sentido contrario. En las pelis de ciencia ficción son esos chorros de aire gracias a los cuales las unidades espaciales pueden desplazarse sin necesidad de oxígeno. Para todo ello también hay que tener en cuenta que al piloto le haría falta un traje capaz de absorber sus momentos de necesidades y que sería indispensable algún tipo de alimentación a través del mono (por no hablar de unas enormes bombonas de oxígeno).

Ilustración: Pete Norris | Artstation

Para garantizar su regreso a la Tierra y que pueda sacar pecho en la parrilla, el traje debería estar fabricado de un material que soporte los miles de grados Celsius a los que se enfrenta cualquier cuerpo celeste o mecánico en la reentrada en la atmósfera. Del mismo modo, y para aguantar ese calor que ni en Sevilla en agosto, la moto deberá fabricarse de compuestos cerámicos de alto rendimiento, como los que usan los míticos transbordadores. ¿Llegarán nuestros pilotos algún día a la luna en moto?

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