¿Debería comprarme una moto?

1/ El tiempo. TÚ tiempo.

Si vives en una gran ciudad como Madrid, Barcelona, Bilbao, Sevilla o Valencia, sabrás que en hora punta todo es un caos. Puedes moverte con menos margen de tiempo y llegar a tu hora sin tener que estar parado durante larguísimos ratos atascado entre coches. Además, vas de puerta a puerta porque aparcar una moto, como ya sabes, es infinitamente más cómodo que aparcar un coche (¡y más barato!)

2/ Incorporas una afición más en tu vida.

Es inevitable. A la que entras en contacto con el mundo de la moto, te empiezas a interesar por temas nuevos. De repente, te llama la atención la mecánica. Te empiezas a fijar en otras motos. Te pica la curiosidad y te informas sobre tipos de ruedas, reglajes, sigues cuentas en Facebook o en Instagram que antes no seguías, te metes en foros…

3/ Tienes la oportunidad de salir los fines de semana.

Sí. Tener una moto es poder salir los fines de semana. Puedes entrar en contacto con clubes moteros y unirte a ellos. Conocer gente que comparte la misma afición por la moto que tú tienes y descubrir con ellos rutas y lugares que de otra forma no visitarías.

4/ El Mundial de MotoGP.

Ésta es sin duda alguna de las mejores cosas que te pueden pasar. De repente, como te interesan las motos y empiezas a entender de mecánica, técnica de conducción y reglajes, también comienzas a ver más allá de la simple competición. Disfrutas muchísimo más de un Gran Premio porque eres capaz de hacer muchísimas más lecturas que un aficionado corriente.

5/ Endorfinas.

La libertad. La sensación de ir donde quieras. Hacer lo que quieras. La emoción. La sensación de independencia y la felicidad que todo ello te proporciona te puede hacer liberar endorfinas. Algo que sin duda alguna te sitúa más cerca de la felicidad que estar atascado durante horas en la M30, la M40 o las Rondas en Barcelona,

Foto cabecera: RubyGoes | Flickr