Aparcar la moto en la ciudad puede parecer fácil, pero ojo, no todo vale. Porque la ciudad es de todos y, como se suele decir, nuestra libertad termina cuando atentamos contra la libertad del otro. En este caso, cuando entorpecemos la movilidad o cuando ponemos en peligro a colectivos más vulnerables, sobre todo peatones y ciclistas. Por todo ello, y con ánimo de servicio, desde Box Repsol te hablaremos hoy de cómo y dónde podemos aparcar nuestras motos para evitar molestias. Y para ahorrarnos una multa.


Foto: sander_123 | Flickr
Vaya por delante que cada municipio, tal y como establece la propia Dirección General de Tráfico (DGT), tiene su propia normativa relativa a la circulación de vehículos y viandantes. O sea, que no es lo mismo ir en moto por el núcleo urbano de Segovia que por el de Girona o Villafranca de los Barros. Esas ordenanzas tienen en cuenta la orografía, la densidad de población y las peculiaridades de cada municipio, pero sí hay algo en común: esa voluntad de mantener un cierto equilibrio urbano y de que cada vecino encuentre su propio espacio sin molestar y sin que le molesten cuando se mueve por las calles.
Sobra decir que podemos aparcar en todas las plazas habilitadas para motos, sin superar las líneas pintadas en el suelo. En el caso de que no las haya, debemos regirnos por las normas de la ciudad por la que pilotamos. Puede variar, pero a grandes rasgos, en todas ellas se permite aparcar sobre las aceras de más de tres metros de ancho. Normalmente se hará en paralelo a la acera. Y en el caso de que tenga una anchura considerable, de más de cinco o seis metros, se podrá dejar en batería. En ningún caso se podrán aparcar una al lado de la otra (doble fila) en los pasillos reservados a los peatones. Tampoco se podrá estacionar junto a los pasos de viandantes, las paradas de autobús o las entradas de metro.


Foto: Elliott Brown | Flickr
Otra cosa importante: para acceder a las aceras debemos bajarnos de las motos y apagar el motor, empujándolas hasta el hueco en el que queramos dejarla. Olvídate de estacionarla en las plazas habilitadas para bicicletas, cada vez más frecuentes en nuestras ciudades. Tampoco está permitido dejarlas en calles peatones, zonas ajardinadas, parques o en las plazas destinadas a la carga y descarga.
Jamás debemos dejar la moto (ni para hacer una foto de la puesta de sol) en cambios de rasante, curvas de visibilidad reducida, en la proximidad de túneles, pasos a nivel, plazas reservadas a personas con discapacidad o carriles destinados al transporte público.
Ir en moto es sinónimo de libertad. Pero recuerda: también lo es aparcarla sin molestar a nadie.
Dudo de que los usuarios de motos eléctricas de grandes ciudades lean este artículo pero les vendría bien ya que las dejan en cualquier lugar estorbando a peatones.